http://www.dx.doi.org/10.14718/ACP.2020.23.1.5
Artículos
César Armando Rey-Anacona 1
Jorge Arturo Martínez-Gómez 2
Paola Andrea Castro-Rodríguez 3
Lizeth Fernanda Lozano-Jácome 4
1 Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Tunja, Colombia, Calle 24 n.° 5-63, Antiguo Hospital San Rafael, Tunja, Colombia. C. P.: 150001. Tel.: 57-8-7405626.
cesar.rey@uptc.edu.co
0000-0002-9528-2199
2 Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Tunja, Colombia
0000-0002-1423-3812
3 Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Tunja, Colombia
0000-0003-2563-781X
4 Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Tunja, Colombia
0000-0003-4418-4801
Recibido, octubre 16/2018;
Concepto de evaluación, febrero 10/2019;
Aceptado, febrero 24/2019
Como citar este articulo / How to cite this article: Rey-Anacona, C.A., Martínez-Gómez, J.A., Castro-Rodríguez, P.A. & Lozano-Jácome, L.F. (2020). Evaluation of a Treatment Program for Dating Violence Acta Colombiana de Psicología, 23(1), 78-91. doi: http://www.doi.org/10.14718/ACP.2019.23.1.5
Resumen
En la literatura especializada no se reporta el diseño ni la evaluación de alternativas de intervención para adolescentes y adultos jóvenes involucrados en actos de violencia en el noviazgo, una problemática que alcanza una alta prevalencia en la actualidad. Por tanto, el presente estudio tuvo como objetivo implementar y evaluar la efectividad de un programa para parejas jóvenes no casadas que han vivenciado malos tratos, mediante un diseño cuasi-experimental con prueba-posprueba y grupos intactos —experimental y control—. En total, participaron 12 parejas heterosexuales de adolescentes y jóvenes entre los 17 y 26 años, vinculadas mediante una convocatoria realizada por diferentes medios en su ciudad de residencia, seis asignadas al grupo experimental y seis al grupo control. El programa se desarrolló en 10 sesiones, más una de seguimiento, e incluyó psicoeducación sobre la violencia en el noviazgo, creencias y expectativas sobre la relación de pareja, habilidades de comunicación, empatía, manejo de la ira y manejo de los celos. Los resultados evidenciaron disminuciones estadísticamente significativas a nivel de postratamiento en el grupo experimental —en comparación con el grupo control— en actitudes a favor de la violencia íntima, comunicación sumisa y frecuencia de los malos tratos, así como un incremento en la comunicación asertiva, cambios que se mantuvieron al mes de finalizada la intervención. Estos resultados respaldan la efectividad del programa.
Palabras clave: noviazgo, violencia, adolescente, adulto joven, resultados del programa.
Abstract
The specialized literature does not report the design and evaluation of intervention alternatives for adolescents and young adults involved in acts of dating violence, a problem that reaches high prevalence rates. This study aimed to implement and evaluate the effectiveness of a program for young unmarried couples who have experienced violence, using a quasi-experimental design with pretest-posttest and intact groups (experimental and control), in which 12 heterosexual couples of young people participated, all of them between 17 and 26 years-old, linked through a call made by different media in their city of residence, six assigned to the experimental group and six to the control group. The program is developed in 10 sessions, in addition a follow-up, including psychoeducation about dating violence, beliefs and expectations about the relationship, communication skills, empathy, anger management and management of jealousy. The results showed statistically significant decreases at post-treatment level in the experimental group compared with the control group, in attitudes in favor of intimate violence, submissive communication and frequency of abuse, as well as an increase in assertive communication, changes that were maintained a month after the intervention ended. These results support the effectiveness of the program.
Key words: dating, violence, teens, young adult, program outcomes.
Introducción
En los últimos años, la alta prevalencia de la violencia entre parejas jóvenes ha producido un interés significativo con respecto a sus factores de riesgo, sus dificultades asociadas y su prevención (López-Cepero, Rodríguez-Franco, Rodríguez-Díaz, Bringas & Paíno, 2015; Rubio-Garay, Carrasco, Amor & López-González, 2015). Aunque estas cifras varían según las muestras de los estudios y las metodologías utilizadas, por lo general se señala que alrededor del 50 % de los jóvenes encuestados ha sido objeto de malos tratos por parte de su pareja (Garrido & Taussig, 2013). Incluso, una revisión sistemática realizada con 101 estudios de prevalencia de violencia en el noviazgo entre adolescentes reveló que, del total de participantes, entre el 1 % y el 61 % había ejercido o había sido objeto de violencia física, y que entre menos del 1 % y el 54 % había sido víctima de violencia sexual (Wincentak, Connolly & Card, 2017). Cabe destacar que en muchos de estos estudios se reportaron malos tratos de manera bidireccional, con cifras que alcanzan hasta el 50 % de los casos (Alegría & Rodríguez, 2015; Rubio-Garay, López-González, Carrasco & Amor, 2017).
De igual forma, en Iberoamérica diversos estudios señalan que esta problemática está muy extendida entre los adolescentes y adultos jóvenes (véase Rubio-Garay et al., 2017, para una revisión); y en Colombia, en particular, en una investigación realizada con 589 estudiantes de secundaria y universitarios de entre 12 y 22 años de edad se encontró que el 70.9 % había sido objeto, por lo menos una vez, de alguna conducta de maltrato por parte de su pareja (Martínez, Vargas & Novoa, 2016). En el año 2014, el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (2015) dictaminó 48 849 casos de violencia de pareja, de los cuales el 21.13 % correspondía a personas entre los 20 y 24 años de edad, y el 8.96 % a personas entre 10 y 19 años, lo cual confirma que este tipo de violencia podría afectar a un número significativo de adolescentes y jóvenes colombianos.
Por otra parte, los estudios realizados en Iberoamérica y a nivel mundial sobre las dificultades de salud física y mental asociadas a esta problemática señalan que dicha forma de violencia podría afectar negativamente la calidad de vida de las víctimas, debido a que se relaciona con dificultades como baja autoestima, depresión, ansiedad, ideación e intentos suicidas, consumo de bebidas alcohólicas y sustancias ilegales, conductas sexuales de riesgo, y bajo rendimiento académico (Foshee, McNaughton, Gottfredson, Chang & Ennett, 2013; Goncy, Sullivan, Farrell, Mehari & Garthe, 2017; Muñóz-Rivas, Graña, O'Leary & González, 2007; Singh, Epstein-Ngo, Cunningham, Stoddard, Chermack & Walton, 2015; Van Ouytsel, Ponnet & Walrave, 2017).
Estas dificultades, junto con las elevadas cifras de prevalencia, exigirían el diseño y evaluación de intervenciones alternativas para la interrupción de los malos tratos entre víctimas y victimarios, sin embargo, los programas que se han desarrollado para afrontar esta problemática se han centrado, en su mayoría, en la prevención primaria y secundaria del problema (Martínez & Rey, 2014). Por ejemplo, en una revisión sistemática sobre los programas de prevención e intervención de la violencia en el noviazgo dirigidos a adolescentes —publicados entre 2000 y 2011— se encontró un total de nueve estudios —desarrollados en su mayoría en instituciones educativas de Estados Unidos o Canadá— que correspondían con programas de prevención primaria y secundaria, pero ninguno contaba con alternativas de tratamiento para las víctimas y victimarios de este tipo de violencia (Leen et al., 2013). De igual forma, de la Rue, Polanin, Espelage y Pigott (2017) realizaron un meta-análisis con los resultados de 23 estudios sobre los programas desarrollados en instituciones de educación media y preparatoria de los Estados Unidos, y aunque encontraron resultados significativos en los conocimientos y las actitudes de los participantes, hallaron también un impacto menor a nivel conductual, por lo cual se evidencia la necesidad de contar con alternativas de tratamiento que permitan interrumpir los malos tratos para prevenir peores secuelas, así como la continuación de la violencia en relaciones posteriores (Garrido & Taussig, 2013; Mercy & Tharp, 2015; Rubio-Garay et al., 2015; Temple, Le, Muir, Goforth & McElhany, 2013).
Desde hace varios años, en distintos trabajos se han desarrollado diversas alternativas con enfoque cognoscitivo conductual para el tratamiento de las parejas, en donde, por lo general, se promueve el desarrollo de habilidades de resolución de conflictos, de comunicación y de autocontrol emocional, programas que evidencian un mejoramiento en la interacción positiva de la pareja y una disminución del malestar en la relación (Halford & Doss, 2016; Lebow, Chambers, Christensen & Johnson, 2012; Markman & Rhoades, 2012).
Por otra parte, el Programa para el Mejoramiento de las Relaciones de Noviazgo de Rey-Anacona y Martínez (2018) es un programa de tratamiento de enfoque cognoscitivo conductual dirigido a parejas no casadas que experimentan malos tratos en su relación sentimental que incluye, además de un proceso psicoeducativo referente a los malos tratos en la relación de noviazgo y de aclaración de las creencias y expectativas sobre la relación de pareja, componentes como el entrenamiento en habilidades asertivas, resolución de conflictos y manejo de la ira, con los cuales se promueve el desarrollo de habilidades de empatía y de manejo de los celos para mejorar la manera en que los participantes manejan los conflictos e interactúan con su pareja.
En particular, este programa fue objeto de un pilotaje con cuatro parejas heterosexuales que habían experimentado conductas de maltrato en la pareja —cuyos integrantes tenían edades entre los 17 y 22 años— mediante un diseño de un solo grupo pretest-postest, en donde se evidenciaron reducciones estadísticamente significativas a nivel de postratamiento en la frecuencia de malos tratos, en la ira como estado y en las actitudes hacia la violencia, así como un buen nivel de satisfacción con el programa por parte de los participantes, ya que fue evaluado positivamente en cuanto a las técnicas y las metodologías utilizadas (Rey-Anacona, Martínez-Gómez, Villate-Hernández, González-Blanco & Cárdenas-Vallejo, 2014). Estos resultados señalan que este programa podría ayudar a muchos adolescentes y adultos jóvenes a modificar positivamente sus patrones de interacción hacia su pareja, aunque se requiere estudios clínicos más rigurosos para ponderar su efectividad.
Conforme a lo anterior, el presente estudio tuvo como objetivo implementar y evaluar dicho programa con parejas de adolescentes y adultos jóvenes por medio de un diseño cuasi-experimental con grupo control, asumiendo cinco hipótesis de trabajo, a saber, (a) que después del tratamiento el grupo experimental presentaría puntuaciones significativamente menores que el grupo control en la Escala de Actitudes Hacia la Violencia Íntima (Vizcarra & Póo, 2011); (b) que después del tratamiento el grupo experimental presentaría puntuaciones significativamente menores que el grupo control en la Lista de Chequeo de Experiencias de Maltrato en la Pareja-Forma B (Rey-Anacona, 2009); (c) que después del tratamiento el grupo experimental presentaría puntuaciones significativamente mayores en la escala de comunicación asertiva y menores en las escalas de comunicación agresiva, sumisa y agresivo-pasiva del Cuestionario de Aserción de la Pareja (Carrasco, 1998), con respecto al grupo control; (d) que después del tratamiento el grupo experimental presentaría puntuaciones significativamente menores que el grupo control en las escalas del Inventario de Expresión de Ira Estado II (Miguel-Tobal, Casado, Cano-Videl & Spielberger, 2001); y (e) que no habría diferencias estadísticamente significativas entre las mediciones del postratamiento y las mediciones del seguimiento realizadas al grupo experimental.
Método
Diseño
Se utilizó un diseño cuasi-experimental con prueba-posprueba y grupos intactos, uno de ellos de control (Hernández, Fernández & Baptista, 2014), en el que se implementó una medida de seguimiento al mes. Este diseño tiene las mismas características del diseño experimental verdadero, y solo difiere en lo referente a la asignación a los grupos, pues no es aleatoria, sino por conveniencia, debido a limitaciones de índole práctico.
Participantes
Participaron 12 parejas heterosexuales con edades entre los 17 y 26 años (M = 20; DE = 2.61), con un tiempo de relación que oscilaba entre los cuatro y los 96 meses (M = 23.92 meses; DE = 25.71 meses). La mayoría eran estudiantes universitarios (87.5 %), de estrato medio bajo (50 %), provenientes de una familia tipo nuclear (75 %), reclutados por medio de una convocatoria abierta realizada en la ciudad de Tunja, en Boyacá, Colombia —según se describe en el procedimiento— mediante un muestreo no aleatorio por disponibilidad. Las parejas fueron asignadas a los dos grupos según su disponibilidad de tiempo para participar en el programa. Se inició con el grupo experimental (seis parejas) y luego del estudio, por razones éticas, con el grupo control (seis parejas).
Los criterios de inclusión fueron (a) que la pareja tuviera la disposición y el tiempo necesario para asistir a todas las sesiones del programa, (b) que estuvieran solteros y no tuvieran hijos, y (c) que se hubieran presentado malos tratos unidireccionales o bidireccionales en más de una ocasión, todo de acuerdo con la información suministrada por los dos integrantes en la Entrevista Semiestructurada para las Víctimas de Maltrato Doméstico (adaptada de Echeburúa & Corral, 1998). Se excluyeron las parejas que no cumplieran estos requisitos.
Instrumentos
Se utilizaron los mismos instrumentos del pilotaje del estudio de Rey-Anacona et al. (2014), es decir:
Entrevista Semiestructurada para las Víctimas de Maltrato Doméstico (adaptada de Echebúrua & Corral, 1998). Esta entrevista contiene preguntas abiertas y cerradas sobre los actos de violencia de tipo físico, psicológico y sexual de los cuales ha sido objeto la persona por parte de su pareja. También, incluye información biográfica referente a la relación del entrevistado con sus padres, antecedentes de violencia dentro y fuera de la familia de origen, problemas de salud, uso de drogas y alcohol, e intentos y pensamientos persistentes de suicidio.
Inventario de Expresión de Ira Estado II (STAXI-II, Miguel-Tobal et al., 2009). El STAXI-II permite medir la ira como estado, como rasgo y su expresión y control, por medio de 49 ítems con cuatro opciones de respuesta, con los cuales se obtiene una puntuación tanto general como una específica en los tres aspectos mencionados. Las opciones de respuesta para las escalas de estado son 1 = "no, en absoluto", 2 = "algo", 3 = "moderadamente" y 4 = "mucho", mientras que para la escala de rasgo y expresión y control de la ira son 1 = "casi nunca", 2 = "algunas veces", 3 = "a menudo" y 4 = "casi siempre". En dos estudios, el instrumento evidenció índices de consistencia interna que oscilaban entre .64 y .89, e índices de correlación test-retest entre .64 y .77, resultados que señalan un adecuado nivel de confiabilidad; incluso, en otros estudios se encontraron correlaciones estadísticamente significativas entre este inventario y medidas similares o teóricamente relacionadas (Miguel-Tobal et al., 2009). En esta investigación se evidenciaron valores alfa que oscilaban entre .07 y .80, con un alfa global de .38.
Cuestionario de Aserción en la Pareja (ASPA; Carrasco, 1998). Este cuestionario mide cuatro estilos de comunicación (asertiva, agresiva, sumisa y agresivo-pasiva), con respecto a aspectos como las manifestaciones de afecto, el tiempo libre, las relaciones sexuales y los quehaceres domésticos. Específicamente, contiene dos formas, con 40 preguntas cada una, con seis opciones de respuesta (1 = "casi nunca", 2 = "raramente", 3 = "ocasionalmente", 4="con frecuencia", 5 = "generalmente" y 6 = "casi siempre"). En la Forma A, la persona se evalúa con respecto con estos estilos de comunicación, mientras que en la Forma B, evalúa los estilos de comunicación de su pareja. Según su autora, las escalas del ASPA correlacionaron significativamente con medidas de ajuste marital y asertividad, con índices alfa entre .72 y .84 para la Forma A y entre .92 y .96 para la Forma B; los coeficientes de correlación test-retest fluctuaron entre .76 y .88 en la Forma A (Carrasco, 1998). En el presente estudio se utilizó solo la Forma B, en la cual se encontraron valores alfa que oscilaban entre .56 y .82, con un alfa global de .83.
Lista de Chequeo de Experiencias de Maltrato en la Pareja Forma A (Rey-Anacona, 2009). Es una lista de chequeo diseñada para reportar la frecuencia de ejecución por parte de la pareja de 79 comportamientos de maltrato físico, psicológico, emocional, negligente, económico y sexual, con la cual, por medio de una escala Likert con cuatro opciones de respuesta (0 = "Nunca", 1 = "Una vez", 2 = "Algunas veces" y 3 = "Muchas veces"), se puede calcular la frecuencia general y por cada tipo de maltrato. Los últimos 11 ítems se dirigen a personas que conviven con su pareja o que tienen hijos, por lo que no se consideraron en el presente estudio. Este instrumento fue objeto de una revisión metodológica y de contenido por expertos, donde se evidenció un alfa de .92 con una muestra de 403 individuos de 15 a 30 años de edad (Rey-Anacona, 2009). En este estudio, presentó un alfa de .94.
Escala de Actitudes Hacia la Violencia Íntima (adaptada de Vizcarra & Póo, 2011). Esta escala contiene 10 ítems tipo Likert con cinco opciones de respuesta (0 = "muy de acuerdo", 1 = "de acuerdo", 2 = "ni de acuerdo ni en desacuerdo", 3 = "en desacuerdo" y 4 = "muy en desacuerdo"), en donde la persona responde qué tanto considera justificado el uso de la violencia hacia la pareja en situaciones como la infidelidad, la descalificación, el negarse a tener relaciones, el bajo nivel educativo, la historia de maltrato, las alteraciones emocionales y el consumo de drogas y alcohol. Según las autoras, el instrumento presentó un alfa de .90 al administrarla a 427 estudiantes universitarios (Vizcarra & Póo, 2011). En el estudio de Rey-Anacona et al. (2014) se le hicieron algunos ajustes para utilizarla como medida de los efectos del programa, con el fin de comparar la puntuación obtenida en cada ítem y en toda la escala. En este estudio, evidenció un valor alfa de .84.
Cuestionario de Satisfacción con el Tratamiento (adaptado de Echeburúa & Corral, 1998). Por último, este cuestionario se empleó para evaluar la satisfacción de los usuarios de servicios psicoterapéuticos, con base en ocho ítems que presentan diferentes opciones de respuesta con respecto al cumplimiento de sus necesidades y expectativas. En el estudio mencionado (Echeburúa & Corral, 1998) se efectuaron algunas adaptaciones lingüísticas y se agregaron dos ítems para evaluar la metodología, las técnicas utilizadas, el espacio, los materiales, los temas y las habilidades aprendidas.
Procedimiento
La implementación y evaluación del programa se llevó a cabo a partir de los siguientes pasos:
1. Conformación del equipo de trabajo. Tal como lo estipula el manual de tratamiento (véase Rey-Anacona & Martínez, 2018), el equipo estuvo constituido por un supervisor, un terapeuta y dos asistentes, los dos primeros con título de Doctor y de Maestría, quienes entrenaron a dos estudiantes de últimos semestres de la carrera de psicología.
2. Selección de la muestra. Para ello, se realizó una convocatoria abierta para parejas de adolescentes y jóvenes que vivieran en la ciudad de Tunj a, a partir de la difusión de la información pertinente del programa (objetivo, población, horario y fechas) por diferentes medios: en una emisora local, con la entrega de volantes en sitios estratégicos de la ciudad, brindando la información a los estudiantes de los grados noveno, décimo y undécimo de 12 instituciones educativas de la ciudad, entregando información a jóvenes de diferentes carreras y semestres de la Universidad que auspició el estudio, y a través de una página de Facebook. Posteriormente, se realizó una entrevista con las parejas interesadas -no casadas y sin hijos- que tuvieran la disponibilidad de tiempo para asistir a todas las sesiones, para identificar la existencia de violencia en su relación de noviazgo, para lo cual se utilizó la Entrevista Semiestructurada para las Víctimas de Maltrato Doméstico (adaptada de Echebúrua & Corral, 1998). A continuación, se procedió a asignar a las parejas seleccionadas a los grupos experimental y control, según su disponibilidad de tiempo. Para el consentimiento informado, se indicó a los participantes que podían retirarse en cualquier momento del estudio sin ninguna consecuencia negativa a nivel legal o social; también, se les garantizó que sus nombres no aparecerían en ningún informe, presentación o publicación académica del estudio, y que la información recogida sería utilizada solo con fines investigativos y de formación académica, en cumplimiento de las normas que rigen la investigación y el ejercicio de la psicología en Colombia. La participación en el estudio fue completamente voluntaria, no remunerada y los participantes firmaron un formato de consentimiento informado autorizando dicha participación; en el caso de los menores de edad, estos firmaron el consentimiento junto con sus acudientes o representantes legales.
3. Realización de mediciones pretratamiento. Esta medición inicial se realizó tanto al grupo control como al experimental, por medio de la aplicación de todos los instrunientos, excepto la Entrevista Semiestructurada para las Víctimas de Maltrato Doméstico (adaptada de Echeburúa & Corral, 1998) -que solo se administró para la selección de la muestra-, y el Cuestionario de Satisfacción con el Tratamiento (adaptado de Echeburúa & Corral, 1998) -que solo se aplicó en el postratamiento-.
4. Aplicación al grupo experimental del programa. La duración del programa fue de aproximadamente un mes y medio, tiempo durante el cual se desarrollaron las 10 sesiones del programa, con una intensidad de dos horas por sesión. Las sesiones se desarrollaron con la siguiente metodología, según lo indicado en el manual de tratamiento: (a) saludo de bienvenida y fortalecimiento del rapport, (b) dinámica de activación afín al tema a desarrollar, (c) presentación de la sesión, (d) revisión de las tareas, (e) presentación de contenidos y habilidades, acompañada de ejercicios individuales y en pareja sobre los temas que se iban desarrollando, (f) asignación de la tarea, y (g) retroalimentación, aclaración de dudas y cierre. Los temas y objetivos abordados fueron los siguientes (véase Rey & Martínez, 2018):
• Sesión 1: Presentación del programa. Aclaración de expectativas y establecimiento de normas, firma del contrato terapéutico y psicoeducación: qué es y cómo se aprende la violencia.
• Sesión 2: Creencias y expectativas sobre la relación de pareja. Su objetivo es analizar y describir las creencias y expectativas que los jóvenes tienen sobre las relaciones de pareja y su efecto en la forma de comunicarse y el modo de vivir dichas relaciones.
• Sesiones 3, 4 y 5: Habilidades de comunicación. Su objetivo es proporcionar a la pareja herramientas para enfrentar sus problemas pacíficamente y con éxito, así como aprender a identificar y comunicar emociones y sentimientos positivos y negativos, con el fin que comprenda pensamientos y necesidades afectivas y emocionales.
• Sesión 6: Empatía. El objetivo es promover la habilidad de reconocer pensamientos y emociones en la pareja para lograr una comunicación efectiva y la resolución asertiva de los conflictos, resaltando la importancia del reconocimiento de pensamientos y emociones en la relación.
• Sesiones 7 y 8: Manejo de la ira. Se busca promover un mayor autoconocimiento sobre las situaciones y la respuesta emocional característica de la ira; generar habilidades de tipo cognoscitivo y conductual para controlar dicha respuesta emocional, y promover habilidades para afrontar exitosamente las situaciones que comúnmente producen ira en los participantes.
• Sesión 9: Manejo de los celos. Su objetivo es identificar el pensamiento irracional sobre el comportamiento de la pareja que genera los celos y modificar el comportamiento dirigido a comprobar las ideas de engaño de la persona celosa.
• Sesión 10: Cierre. Se retoman los temas de cada sesión para reforzar logros e identificar y ayudar a subsanar dificultades y dar algunas pautas generales finales. Es importante señalar que el equipo preparaba estas sesiones con antelación y se reunía una vez terminadas para realizar una retroalimentación de su desarrollo. Para esto, se registraban los hechos más relevantes en una bitácora.
5. Mediciones postratamiento. Se efectuaron estas mediciones tanto en el grupo experimental como en el control, utilizando los mismos instrumentos de la fase pretratamiento, aunque también se aplicó el Cuestionario de Satisfacción con el Tratamiento (adaptado de Echeburúa & Corral, 1998), pero únicamente al grupo experimental.
6. Seguimiento. Se realizó una evaluación de seguimiento con el grupo experimental después de un mes de finalizado el programa, donde se administraron los mismos instrumentos de las mediciones pre y postratamiento, excepto los dos instrumentos ya señalados.
Análisis de datos
Se efectuaron las siguientes comparaciones a nivel intra e intergrupal, mediante el programa SPSS, versión 22.0: (a) comparaciones pretratamiento entre el grupo experimental y el grupo control, para determinar si no había diferencias entre los grupos antes de la implementación del programa; (b) comparaciones postratamiento entre el grupo experimental y el grupo control, con el fin de evaluar el efecto del tratamiento; (c) comparaciones entre pre y postratamiento en el grupo experimental, con el mismo objetivo; (d) comparaciones entre pre y postratamiento en el grupo control, para tomar como parámetro de comparación con el grupo experimental; y (e) comparaciones entre las mediciones postratamiento y las mediciones de seguimiento en el grupo experimental, para ponderar el mantenimiento de los logros.
Debido a que la muestra no se distribuía de manera normal en las variables medidas a nivel pre y postratamiento según los resultados de la prueba Shapiro-Wilk, las comparaciones intergrupales se efectuaron con la prueba no paramétrica U de Mann Whitney, mientras que las comparaciones intragrupales se llevaron a cabo con la prueba W de Wilcoxon, donde se aceptó un nivel de significancia mínimo de .05. También se calculó el tamaño del efecto no paramétrico, donde se consideraron pequeños los tamaños del efecto inferiores a 0.3, moderados los inferiores a 0.5, y altos los iguales o superiores a 0.5 (Cohen, 1988).
Resultados
Las comparaciones entre los dos grupos a nivel de pretratamiento no evidenciaron diferencias estadísticamente significativas en las mediciones realizadas (véase Tabla 1). Pero las comparaciones intergrupales en el postratamiento evidenciaron puntuaciones significativamente más bajas en el grupo experimental que en el grupo control, sobre todo en la frecuencia general y en las puntuaciones de las escalas de violencia emocional y violencia económica de la Lista de Chequeo de Experiencias de Maltrato en la Pareja-Forma A (Rey-Anacona, 2009), con tamaño de efecto moderado para la frecuencia general y la violencia emocional, y alto para la violencia económica. Asimismo, el grupo experimental evidenció un incremento en el estilo de comunicación asertivo y un decremento en el estilo de comunicación sumiso, con diferencias estadísticamente significativas, en comparación con el grupo control, y con tamaños de efecto moderados (véase Tabla 2). No se presentaron diferencias estadísticamente significativas en las escalas del STAXI-II (Miguel-Tobal et al., 2009).
Tabla 1. Resultados de las comparaciones del pretratamiento entre el grupo experimental y el grupo control
Nota. U: Mann Whitney, p: probabilidad, r: tamaño del efecto no paramétrico.
Tabla 2. Resultados de las comparaciones del postratamiento entre el grupo experimental y el grupo control
Nota. U: Mann Whitney,p: probabilidad, r: tamaño del efecto no paramétrico. *p < .05, **p < .01.
Por otra parte, el grupo experimental también mostró un incremento estadísticamente significativo en el grado de desacuerdo con respecto a tres de las once afirmaciones de la Escala de Actitudes hacia la Violencia Íntima (adaptada de Vizcarra & Póo, 2011). Estas fueron: "Cuando un miembro de la pareja es infiel" (tamaño de efecto alto), "Cuando un miembro de la pareja insulta al otro" (tamaño de efecto moderado) y "El uso de la violencia no se justifica en ninguna circunstancia" (tamaño de efecto alto).
De igual forma, los resultados de las comparaciones intragrupales realizadas con el grupo experimental señalan una reducción estadísticamente significativa en la frecuencia general de conductas de maltrato y en los malos tratos de tipo económico evaluados con la Lista de Chequeo de Experiencias de Maltrato en la Pareja Forma A (Rey-Anacona, 2009), con tamaños de efecto altos. También, en el ASPA (Carrasco, 1998) se presentó una diferencia estadísticamente significativa que señala un incremento en las puntuaciones del estilo asertivo, con un tamaño de efecto alto (véase Tabla 3). No se presentaron diferencias estadísticamente significativas en las escalas del STAXI (Miguel-Tobal et al., 2009) ni en las once afirmaciones —ni en la puntuación total— de la Escala de Actitudes hacia la Violencia Íntima (adaptada de Vizcarra & Póo, 2011). Como era de esperarse, en el grupo control no se presentaron diferencias estadísticamente significativas entre las mediciones pre y postratamiento (véase Tabla 4).
Tabla 3. Resultados de las comparaciones pre y postratamiento en el grupo experimental
Nota. Z: W de Wilcoxon, p: probabilidad, r: tamaño del efecto no paramétrico. *p < .05, **p < .01.
Tabla 4. Resultados de las comparaciones pre y postratamiento en el grupo control
Nota. Z: W de Wilcoxon, p: probabilidad, r: tamaño del efecto no paramétrico.
Finalmente, los resultados de las comparaciones entre las mediciones postratamiento y de seguimiento en el grupo experimental no evidenciaron diferencias estadísticamente significativas entre las dos mediciones (véase Tabla 5).
Tabla 5. Resultados de las comparaciones postratamiento y seguimiento del grupo experimental
Nota. Z: W de Wilcoxon, p: probabilidad, r: tamaño del efecto no paramétrico.
Los resultados de la evaluación del programa realizada por los participantes del grupo experimental, por medio del Cuestionario de Satisfacción con el Tratamiento (adaptado de Echeburúa & Corral, 1998), evidenciaron que estos consideraron que las técnicas y metodología fueron pertinentes, con una calificación de "excelentes" o "buenos", al igual que el espacio y los materiales utilizados, también calificados por la mayoría como "excelentes" o "buenos". En general, manifestaron sentirse satisfechos con el programa ("mucho" o "bastante").
Discusión
El objetivo de la presente investigación fue evaluar, por medio de un diseño cuasiexperimental con prueba-posprueba y grupos intactos, un programa para el mejoramiento de las relaciones de noviazgo que ya había sido sometido a una evaluación preliminar y que había mostrado efectos positivos estadísticamente significativos en lo referente a la disminución de conductas de maltrato, el manejo de la ira como estado y las actitudes a favor del uso de la violencia en la pareja (Rey-Anacona et al., 2014).
Los resultados obtenidos en este trabajo avalan varias de las hipótesis planteadas. Así, con respecto a la primera hipótesis, los resultados indican diferencias significativas en el cambio de actitudes que justifican el uso de la violencia en las relaciones de pareja en el grupo de adolescentes y jóvenes que recibieron el programa en comparación con el grupo control, lo cual sugiere que el programa podría mejorar el nivel de conciencia sobre las actitudes que justifican el uso de la violencia contra la pareja. Estos resultados son similares a los obtenidos en el estudio preliminar desarrollado por Rey-Anacona et al. (2014), y a los de otros estudios donde se intervino sobre las actitudes como forma de prevención de la violencia en el noviazgo (de la Rue et al., 2017).
Con respecto a la segunda hipótesis, sobre la disminución de conductas de maltrato, los resultados revelaron diferencias significativas en las puntuaciones pre y postratamiento en el grupo experimental, y en comparación con el grupo control, lo que respalda la hipótesis de trabajo y sugiere que el programa también podría disminuir el uso de este tipo de conductas hacia la pareja. Es importante resaltar que el instrumento utilizado permitía que los participantes contestaran sobre el comportamiento de su pareja, con lo cual se evitan los sesgos de deseabilidad social que podrían afectar los resultados.
Con respecto a la tercera hipótesis, relacionada con los cambios en los estilos de comunicación, los resultados indican un aumento en las respuestas asertivas en el grupo experimental en el postratamiento, así como una reducción de las respuestas sumisas y un incremento en las respuestas asertivas. En el grupo control no se presentaron esas diferencias, lo cual señala que el programa podría fomentar una modificación en los estilos de comunicación y refuerza la idea de que el mejoramiento de las habilidades de comunicación asertiva podría ser efectivo en la reducción de las conductas de maltrato en la pareja (Secretaria de Salud Pública, 2012).
Por otra parte, con respecto a las escalas del STAXI II (Miguel-Tobal et al., 2009), no se evidenciaron cambios estadísticamente significativos entre el pre y el postratamiento en el grupo experimental, y tampoco en comparación con el grupo control, lo que lleva a rechazar la hipótesis de trabajo. Sin embargo, este instrumento presentó en este estudio bajos índices de consistencia interna, lo cual indica que los resultados obtenidos con el mismo no son muy confiables.
Finalmente, con respecto a la última hipótesis, los resultados de las mediciones de seguimiento realizadas un mes después de haberse culminado el programa señalan un mantenimiento de logros, ya que no se presentaron diferencias estadísticamente significativas entre las mediciones del postratamiento y las del seguimiento.
Cabe mencionar que la asistencia y la evaluación del programa por parte de los participantes evidenciaron un buen nivel de adherencia y una participación activa por parte de los mismos, ya que la totalidad de las parejas culminó con éxito el tratamiento y se mostraron en general satisfechas con él, tal como lo indican los resultados del cuestionario utilizado con respecto a las técnicas, la metodología, el espacio y los materiales utilizados. Esto es coherente con los resultados obtenidos con el mismo instrumento en el estudio preliminar del programa (Rey-Anacona et al., 2014).
Lo anteriores resultados, más el hecho de que los participantes del grupo control no mostraron cambios estadísticamente significativos entre las mediciones pre y postratamiento, sugieren que el "Programa para el mejoramiento de las relaciones de noviazgo" presenta una estructura metodológica que podría generar cambios comportamentales y actitudinales en sus participantes; y, dado que los instrumentos utilizados permiten evaluar los principales aspectos intervenidos a través del programa, estos mismos podrían utilizarse para la evaluación de sus efectos.
No obstante, se hace necesario implementar diseños de tipo experimental para evaluar la efectividad del programa, inicialmente por parte del grupo de investigación que desarrolló el programa y luego por parte de grupos de investigación independientes, para así obtener evidencia más solida sobre su eficacia, conforme a criterios como los de planteados por Chambless y Hollon (1998). Asimismo, sería conveniente examinar el peso relativo de cada uno de los componentes de este programa con el fin de racionalizar o incrementar los recursos terapéuticos utilizados en su desarrollo.
Por último, como fortalezas de esta investigación se debe señalar la posibilidad de contar con un grupo control para cotejar los efectos del programa; el uso de un manual para su aplicación, en donde se especifican los objetivos, las actividades, las temáticas y los recursos de cada sesión; la selección y entrenamiento del equipo de trabajo; la convocatoria y el proceso de selección de los participantes; la utilización de varios instrumentos para la evaluación de los resultados; y la evaluación del programa por parte de los participantes. Sin embargo, también se debe señalar que la investigación presentó algunas limitaciones, como el difícil acceso a una muestra de participantes, esto debido a la naturaleza de la problemática objeto del programa y a los criterios de inclusión, que exigían la disponibilidad de tiempo de los dos integrantes de la pareja para participar en su desarrollo, así como una buena disposición para compartir experiencias personales con otras parejas, traslados al sitio de desarrollo del programa, entre otros. Otra limitación fue la no asignación aleatoria a los grupos, por lo que se recomienda replicar este estudio mediante un ensayo clínico controlado y con una muestra de participantes mayor, así como realizar medidas de seguimiento con intervalos de tiempo mayores.
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